ACOSO SEXUAL EN COLOMBIA: LA EPIDEMIA QUE NADIE QUIERE VER

El acoso sexual no es un problema exclusivo de las universidades; está en todas partes. Colegios, transporte público, oficinas… Espacios donde los abusadores operan con la certeza de que la impunidad los protege.

No es solo la Universidad del Valle. No son solo las universidades. Es todo el país.

Acoso sexual en Colombia
El acoso sexual en Colombia es un problema cultural. Está naturalizado que se replica como una epidemia en las dinámicas culturales que ser del país

En 2024, se notificaron 66.621 casos de violencia de género, de los cuales el 75,6% corresponden a mujeres (Instituto Nacional de Salud). Y en el ámbito laboral, la situación no es mejor: entre 2021 y septiembre de 2024, se registraron 113 pliegos de cargos por acoso laboral, con apenas 32 sanciones efectivas (Infobae). La indiferencia o neutralidad de los empleadores, colegas y compañeros solo perpetúa la violencia y deja a las víctimas en el abandono.

Niñas de 15 o 16 años que ingresan a la universidad con ilusiones y terminan siendo víctimas de profesores que llevan años haciéndolo. Mujeres en sus 20s, recién egresadas, acosadas por sus jefes. Mujeres mayores que han pasado su vida entera sobreviviendo al acoso.

No es coincidencia que, en colegios, oficinas y jardines, los mismos abusos se repitan. Y tampoco es casualidad que la justicia—universitaria, laboral o formal—no haga nada.

EL CICLO DEL ABUSO

El acoso no ocurre en el vacío. Crece en la comodidad de la indiferencia. Se perpetúa porque los agresores saben que nadie los tocará. Así como en Univalle tenemos profesores que se creen intocables, en otras instituciones también. Así como en la Escuela de Comunicación un agresor se formó y enseñó a nuevas generaciones a replicar sus patrones, lo mismo pasa en todo el país.

Los mismos discursos, las mismas excusas, la misma lentitud cómplice de las instituciones. No importa si es un profesor de universidad, un docente de colegio o el jefe de una empresa, el sistema siempre los protege.

Es que es de otra generación, no sabía lo que hacía, en otros tiempos no era acoso, es que fue un simple error… Es que cómo le van a arruinar la carrera por eso, etc., etc.…

Excusas, complicidad y silencio. Procesos que nunca llegan a nada y ciclos de víctimas que se repiten cada tanto con el jefe o el profesor. La justicia que tanto se reclama en Colombia tampoco llega aquí.

LA RESPUESTA SOCIAL: EL ÚNICO CAMINO

Sobre el acoso sexual en Colombia hay una verdad muy clara: la justicia formal no sirve. La justicia universitaria no sirve. La justicia laboral no sirve. En cada escuela, en cada universidad, en cada oficina, el silencio perpetúa la violencia. No son historias aisladas ni es casualidad que la excepción sea que no suceda nada…

Es por eso que este proyecto existe. No solo para denunciar lo que pasa en Univalle, sino para dejar claro que el problema es más grande, que no podemos seguir esperando que las instituciones actúen cuando han demostrado que no lo harán.

Tenemos amigas, hermanas, madres, hijas… Ninguna merece nuestra indiferencia y ser abusada por el acosador en turno en su colegio, universidad u oficina.

LA RESPONSABILIDAD ES DE TODOS

No se trata de casos aislados, ni de “hechos del pasado”, ni de “errores personales”. Se trata de una estructura entera de encubrimiento, de protección a los agresores y de desprecio por las víctimas.

Quien calla, permite. Quien se queda neutral, elige el lado del agresor. Lo que pasa en Univalle es un reflejo de afuera, por eso, aunque tratamos el tema del acoso de manera local y lo enfocamos en las universidades, nuestro propósito es que no se quede solo ahí.

Pues, quien no elige hacer nada, siempre se pondrá del lado del agresor.

Este árticulo es un abrebocas para el público general sobre la situación. Una declaración que se profundiza más en los demás árticulos del sitio y que tiene como propósito decirte a ti, que es momento de actuar.